"Juanicó es rico pasado, es presente consolidado y futuro desafiante al porvenir pleno de ventura"

Un 23 de enero, pero de 2006, un grupo de vecinos se reunía en la Secretaría del Club Ciclista Juanicó, con la finalidad de crear un instituto o una asociación dedicada a la investigación de la historia local, el promotor de la idea –quien desde la fecha ha sido su presidente- tomó la experiencia que diez años antes, había impulsado junto a Olga Bartora de Peraza, para que la comunidad juanicoense conmemorara el siglo y cuarto del inicio del proceso fundacional, esa “chispa festiva” llevó a que se investigara el pasado de esta localidad, rescatando de él, una identidad propia .

         Una plaza, cuatro placas, un busto de mármol al “patriarca local”, un monumento en cerámica al “padre del teatro nacional” (nacido en Juanicó), la restauración parcial de Estación de AFE – Juanicó, la fundación de la Federación de Instituciones Históricas de Canelones o un Homenaje a Tres de los Treinta y Tres Orientales que tuvieron propiedades o vivieron en esta zona del departamento (Lavalleja, Andrés Cheveste y Simón del Pino), es parte de la obra material, tangible del Instituto, en estos siete años.

     Lo intangible, en lo personal, lo conforma, por ejemplo, un hecho y una acción.   Hecho que me reconforta y una acción que me conmueve. Ambas cosas intangibles pero que se sienten fueron creadas desde el Instituto Histórico de Juanicó: el hecho forma parte de una entrañable anécdota que se dio en 2007 cuando se inauguró la plazoleta “Cándido Juanicó”, al descubrir el busto se acerca unos días después un niño de la Escuela 9 y me pregunta: “Fernando ¿y Juanicó era una persona?”  Esa sensación de tarea o misión cumplida, la trajo esa pregunta. Se dio un rostro en un trozo de mármol, ese rostro no conocido por los juanicoenses,  vida y obra, cuyo personaje, la historia nacional ha olvidado graficar sobre ellas.  En cuanto a la acción, es el hecho de dar y estrechar vínculos con esta localidad, a los descendientes de “los primeros” Juanicó (hace más de 200 años). Lograr que los descendientes de aquellos tres hermanos menorquinos (Antonio, Jaime y Francisco Juanicó) llegados al Uruguay a fines del siglo XVIII se conozcan y se encuentren, desde Juanicó, la localidad –gracias a este instituto- es una cuestión conmovedora.

    Hay, por otro lado, una batalla sin cuartel que la ha desatado el vandalismo, contra placas y espacios públicos, que hablan del desarraigo y la falta de valores, por gente que no quiere a su pueblo, ni respeta a sus antepasados. Deseamos fervorosamente, la reinstalación de los Juzgados de Faltas, que persigan y sancionen este tipo de delincuencia desalmada. Esa lucha tira abajo obras materiales, pero no ha logrado derrumbar un espíritu que incesante hurga en el pasado para afianzar una identidad e instalarla en el presente, orgullosa de esas credenciales que cualquier pueblo cual comunidad forjada por el esfuerzo de sus habitantes, exhibe al mundo. Juanicó es rico pasado, es presente consolidado y futuro desafiante al porvenir pleno de ventura.