Asencio, un forjador
El domingo 10, tempranas horas de la mañana, nos enterábamos de la triste noticia respecto de la desaparición física no sólo de un querido amigo y vecino, sino de un referente social para esta zona, Asencio De León.
Nació un 13 de enero de 1928, en la localidad de Carmen, departamento de Durazno, luego, desde temprana edad se radicó con su familia en la ciudad de Canelones; amante de las letras y del arte cinematográfico, trabajó durante años en Marcha, junto a su director el Dr. Carlos Quijano, allí conoció y trató –entre otros- a Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Emir Rodríguez Monegal, Homero Alsina Thevenet, y políticos como: Wilson Ferreira Aldunate, Hugo Batalla o Guillermo Chifflet.
Asencio, fue padre ejemplar de siete hijos: Álvaro, Rosana y Gianella, posteriormente con la familia que forjó junto a María Baccino (encargada durante años de la oficina postal de El Correo en Juanicó), crió y educó a cuatro hijos: Gonzalo, Ana Laura, Rodrigo y Natalia De León Baccino.
Luego, de la reapertura democrática; supo fundar junto a Inés y Juan Pedro Espino, Fernando Deicas, José Viñole, Aramir Silva, entre otros, el 26 de febrero de 1986, a la Comisión Vecinal Pro-Mejoras de Juanicó; convencido de la permanencia de esta institución, en la vida social de la localidad, fue gestor de diversas obras locales, siendo la más destacada, la relativa al nomenclátor de las calles juanicoenses (1997); luchó, junto a otros vecinos como el Mtro. Didier Zecchi, Prof. Carmen Charle, Elbio López, Heber Britos, Olga Bartora, Norma García, Mabel De León, Esc. Alejandro Marione, Margara Artola, Fernando Lúquez, por obras fundamentales para Juanicó, como: el Liceo, un sendero peatonal para la calle San Marcos, la pavimentación de las calles, la policlínica y, una obra que su importancia, en el orden sanitario –defendió a ultranza- se concretara en enero de 2001, el saneamiento en Juanicó.
Histórico militante del Comité de Base “Italo Raúl Príncipe” (FA), jamás antepuso los intereses vecinales, o de sus convencidos ideales, por debajo de los intereses sectoriales o partidarios. Supo de demostrar, en los hechos, su acérrima defensa por los más desprotegidos, y, por su idealismo romántico, no se quedó con la pluma o la linotipo, sino que –sin importar la bandería política- sumó fuerzas con otros vecinos para forjar un mejor Juanicó.
Asencio, cuyo nombre quizá se conoció en sus notas o cartas abiertas firmadas en este querido medio escrito, nos llamó a todos, a la reflexión pública de los más diversos temas; su espíritu solidario se dejaba entrelinear en sus escritos, textos que, atesoramos con celo –pues, al igual que tantos- nos ha señalado un rumbo a seguir. Hoy, cuando sus ojos se cerraron para siempre, y descansar en esa Paz Eterna que Dios Padre nos da, nuestra memoria se llena de mensajes y deseos que, Asencio, nos dejó para que, al ser hilvanados unos con otros, podamos tejer una sociedad mejor.
Dr. Fernando Lúquez
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